20 mar 2011

Del budismo al consumismo

     Curioso es lo del budismo. Curioso es también lo del consumismo. Dos formas de vidas, religión la primera, tendencia la segunda. Dos antítesis, dispares, dos formas de vida llevadas a extremos diferentes. Antídotos contra el sufrimiento, el budismo mediante suprimir el deseo, el consumismo teniendo más. ¡Cuán equivocada afirmación la segunda! Desde mi punto de vista, enormemente presente en este blog, el budismo trae más razón y felicidad que el consumismo, pero una cosa es hablar y otra bien distinta actuar. El no desear es complicado, querido lector, conlleva duros años de práctica, mas te deja desnudo frente a un peligro, suprimir a la vez la ambición, y la ambición mueve el mundo. La ambición lleva a guerras, a conquistas, a dolor, pero lleva también al progreso, a mejorar y a tiempos de bonanza. Perdóneme usted, querido lector (o lectora, disculpe si generalizo, pero es mas fácil) si desvío en algún momento las vías de este tren hacia otra estación, pero donde uno tiene inspiración...

     Retomemos esta interesante reflexión hablando un poco del budismo. He de explicar breve y muy básicamente en que consiste esta religión, pues habrá quien no tenga idea alguna del tema y ande perdido. El budismo es, como bien sabemos, una religión, practicada mayormente en Asia. Fue fundada por Siddharta Gautama, mas tarde conocido como Buda ("el iluminado"), que era un príncipe hindú rodeado de lujos, en el siglo VI a.C. Al descubrir un día la enfermedad, la vejez y la muerte decide renegar de sus posesiones e iniciar una búsqueda, en la que descubre que el origen del dolor está en el deseo, por lo que suprimiendo el deseo se suprime el dolor.

     Vista esta gran verdad, sabia conclusión, he de objetar que es bueno desear a veces. Desee y ascienda, mas desee lo que realmente necesite, ahí reside una enorme complicación. Me explico, si yo deseo ser una buena persona, obviamente trabajaré para lograrlo, no haciendo daño a nadie, es mas, fortaleceré a los demás y a mí mismo, mas si yo deseo ser millonario, puede llegar uno a obsesionarse, dañando a mi entorno y a mí mismo. Ahí reside el fallo, ahí reside la dificultad y, según mi forma de ver, ahí reside lo correcto. No extremarse, los extremos son malos, oscuras tinieblas que llevan a perder la razón.

     Con lo expuesto en este pequeño texto piense usted, saque sus propias conclusiones, comparta mi idea o discrepe, mas hágamelo saber, si no reside molestia alguna. Piense, reflexione, y comparta sus ideas con el mundo.

2 comentarios:

  1. Hola Jorge, soy Fayna. Me recomendó Sara tu blog y he estado leyendo algunas entradas. Quería felicitarte por los excelentes textos y por tu inquietud por la escritura. Me parece muy interesante tu reflexión sobre la conveniencia o no del deseo... En mi modesta opinión, la anulación completa del deseo deja de ser vida. Pienso que la sabiduría está en encontrar el término medio, es decir: desear sí, pero lo menos posible. No malgastar el deseo en sinsentidos, sino desear lo realmente deseable para cada uno de nosotros. Bueno, espero poder seguir leyéndote por aquí. Saludos y, de nuevo, ¡felicitaciones!

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