Reflexión de nuestra sociedad

     ¿En qué sociedad vivimos? He aquí, lectores y amigos, una pregunta que dudo enormemente que esté a la altura de contestarla. Intentaré exponer mi inexperto y probablemente ridículo punto de vista, puesto que ni he vivido lo suficiente ni he adquirido los suficientes conocimientos para responder a semejante interrogante, lo que yo soy capaz de ver.
      Esta sociedad la nuestra pide, ante todo, apariencia. Llevar el mejor vestido para parecer más rica, para parecer más hermosa y que, de esta manera, te hagan más caso. Ser el más fuerte, el mejor vestido, tener la casa más grande, la tele más grande, los hijos más guapos... o que, al menos, así lo parezca. Labrarnos una imagen pública que todos se crean (porque la ingenuidad de la gente es apabullante, por numerosa), porque para ser alguien hay que triunfar, que todos te conozcan y que hablen de ti. Es ridículo, incluso. Es como el escudero de Lazarillo de Tormes.
       Hipocresía, otro de los factores que mueven esta sociedad. Porque todos, en más o menos magnitud, somos o hemos sido hipócritas. Hablamos de madurez, cuando en verdad todos seguimos siendo niños, hablamos de madurez sin, creo yo, saber lo que es. Pregunto, ¿qué es la madurez?. Pero eso, lectores y lectoras que llenan de honra a este blog, es producto de otra cosecha, es tema para otra entrada. Pedimos a todos respeto a los demás, aun sin respetar nosotros mismos, pedimos ser generosos sin serlo, y así podría dar más ejemplos, muchos más ejemplos.
      Y no es solo de la apariencia, sino de los demás. Vivimos preocupados (aunque no sea éste el término correcto) de lo que le pase al resto. Puede que esto sea un complot para tenernos entretenidos ante cualquier tontería, espectantes ante cualquier suceso que, con perdón, no debería importarnos un carajo. Pero así es esta sociedad, hipócrita, ignorante, basada en apariencias y, sobre todo, manejable.